sábado, 7 de diciembre de 2013

Papel como ciudadanos

En mas de una ocasión he dicho que nuestro único papel que nos queda en esta sociedad es el de consumidor, y que por lo tanto la única protesta sin violencia posible es la de dejar de consumir, la única manera de dejar ver en el sistema nuestra imagen como colectivo, ese colectivo fuera de los círculos del poder, es la de dejar de meter gasolina al sistema. Hacer que se pare, mirarnos a los ojos todos, y decir "¿ahora qué, hacemos algo mejor?"

Pero es difícil hacer algo así, somos yonkis del consumo, desde que hemos nacido nos han educado a serlo, y yo soy el primero que reconozco la agradable sensación de tener algo nuevo, de saborear la dosis del estrenar. Pero como toda adicción es curable. Pero cuando veo las fechas a las que nos acercamos las esperanzas se van con las luces de colores de los centros comerciales. Arturo Pérez Reverte, escritor, corresponsal de guerra y miembro de la Real Academía de la Lengua, ha dicho en alguna ocasión que en esta crísis no vamos a aprender nada, que cuando pase (todas lo hacen) volveremos a lo mismo, a querer un coche nuevo, una casa mas grande, unas vacaciones en el caribe... Y como nuestros sueldos serán aún peores que antes, nos tendremos que endeudar más, y la rueda seguirá en el mismo sitio...

Para todo esto las autoridades ponen multitud de facilidades y ornamentos, los que los mantienen en el poder saben que es lo que les da de comer. Un ejemplo curioso es el de un tramo de carretera en una zona comercial de los alrededores de Madrid. Desde que se abrió un tramo reformado hace un par de años, se habían instalado farolas en todo ese tramo pero nunca fueron encendidas, parecía que el gasto se había hecho sólo para cumplir y que la seguridad que daba esa iluminación tampoco era muy importante. Pues bien, el mes pasado parece que encontraron el interruptor para encenderlas, eso si, sólo en el camino que da a la zona comercial, para que vayamos contentos e iluminados a por nuestra dosis de consumo.

Tenemos muchas cosas que cambiar en nuestra vida política, pero hasta que de verdad pueda haber una participación en la política de nuestras sociedades, nuestra única misión debe ser cambiar algo en lo que si que podemos cambiar y es en nuestra forma de ser consumidores.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Economía de guerra

En este país llamado España se habla de que todo va bien, que somos la envidia del mundo, que todo el mundo quiere invertir en la economía española.

Aunque solo se ve a gente recogiendo comida para los pobres, el banco de alimentos una asociación privada, programas en la televisión pública fomentando la beneficiencia, bajadas de salarios, despidos... y una ausencia del estado total que no es consecuente con que en este país se está volviendo a pasar hambre, que la pobreza se extiende y solo hay parches de entidades privadas que intentan aliviar ese sufrimiento.

Ninguno de los dos grandes partidos parece que sean conscientes que es necesario un plan de contingencia, porque ha pasado por la economía española, y sigue pasando, un huracán que se ha llevado mucho y es necesaria una economía de guerra para paliar sus efectos.